“Eres importante para mí”
¿Cuándo fue la última vez que tu hijo te escuchó éstas palabras?

Cada mañana nos despertamos con la fuerza de generar bienestar a nuestras familias, porque sin duda, son importantes para nosotros. Por esta razón nos ocupamos de que todos desayunen, que falte lo menos posible en la nevera y de conservar nuestros empleos, pues nos permiten sustentarnos económicamente. Todo esto lo digo hablando de lo material, pero emocionalmente: ¿cómo lo demostramos? Generalmente suponemos y esperamos que cada integrante de la familia asuma que son importantes para nosotros, pero decirlo en palabras tiene un gran peso y describe la profundidad del sentimiento.

Como adultos, somos referencia de nuestra crianza, si tuvimos padres afectivos, probablemente nuestra manera actual de expresar sentimientos sea afectiva ante nuestros hijos, pero si al contrario fueron nuestros padres poco expresivos, es posible que actualmente sea un reto mostrarnos más cariñosos de lo que aprendimos.

Hagamos un pequeño ejercicio: Cierra los ojos y pregúntale a tu niño interior ¿cómo te hubiese gustado ser tratado por papá o mamá y qué palabras de afecto hubieses querido escuchar ante cualquier situación vivida? ¿qué respuesta obtendrás de tu pequeño? Ahora pregúntate como adulto, ¿qué tan parecido a ese deseo de tu niño interior, te estas comportando con tus hijos? ¿Logras cubrir sus necesidades afectivas con gestos, palabras y compañía?

Hay muchas maneras de decirle a los pequeños cuán importantes son para nosotros. Por ejemplo, a través de una carta escrita, con puño y letra, para expresarles nuestro amor o en una nota sorpresa en la lonchera, para motivarlo al día que le espera, entre las cosquillas que lo despiertan cada mañana para robarles sonrisas y nutrirnos como padres, mediante la complicidad de ese deseo que tienen de ser músicos y bomberos por más pequeños que aún sean o cuando soltamos el celular en algún rincón de la casa, sólo para acostarnos con ellos en la cama y saber, qué es lo que más les gusta de la vida y lo que preferirían cambiar, inclusive, acompañar el beso de despedida de cada mañana con la frase certera: «Hijo, eres importante para mí».

Cualquiera de estas manifestaciones le brindan seguridad emocional a sus hijos, porque estas afirmaciones son necesario escucharlas, mucho más que suponerlas, fortalecen vínculos y en ellos, su autoestima, pues comprenden cuan importantes resultan él o ella para las personas que más ama, sus padres.

Tanto papá como mamá pueden ser afectivos, no dejemos todo el trabajo a uno de los dos y si te cuesta un poco serlo, probablemente tu niño interior está buscando un poco de ese cariño y como adultos somos ahora los responsables de dárselo. Vamos a sentirnos valiosos frente al espejo, vamos a demostrarnos de forma mucho más explícita, cuán importantes somos para nosotros mismos y valoremos cada esfuerzo que hacemos cada día para fomentar nuestro bienestar, no sólo económico, sino también el emocional; Si estoy bien, puedo hacerme cargo de mi familia.

Ocúpate de tus sentimientos primero, de tu fortaleza emocional como adulto, de tu autoestima, esa será la mejor manera de fortalecer y potencializar la de nuestros hijos; a través de nuestra compañía emocional.

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